miércoles, 4 de septiembre de 2013

No estoy habituada a la esperanza

EMILY DICKINSON
(EE.UU., 1830-1886)

405.

Podría estar más sola
sin mi soledad –
tan habituada estoy a mi destino –
tal vez la otra –paz-

podría interrumpir la oscuridad –
y llenar el pequeño cuarto –
demasiado exiguo –en su medida- para contener
el sacramento –de él-

no estoy habituada a la esperanza –
podría entrometerse en –
su dulce ostentación –violar el lugar-
ordenado para el sufrimiento –

sería más fácil
fallecer –con la tierra a la vista-
que conquistar –mi azul península-
perecer -de deleite-.


Traducción de Silvina Ocampo

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char