domingo, 15 de julio de 2012

Es la misma pregunta que me he hecho un millón de veces


Tomada del blog juansaenz.blogspot.com

ERIC SCHIERLOH
(Buenos Aires, 1981. Vive en City Bell, provincia de Buenos Aires, Argentina) 

Seventeen bottles of whisky (Extended)

                                               i.m. Dylan Thomas

Diecisiete botellas de whisky
no harán de un pobre borracho enfermo
un hombre mejor o peor de lo que era.

Diecisiete botellas de whisky
no harán que el viejo camarada lisiado
se ponga a saltar de alegría en medio de la fiesta.

Diecisiete botellas de whisky
no harán que nadie baje de un barco
por la sencilla razón de que después de diecisiete botellas ya no hay barco.

Diecisiete botellas de whisky
no son más que una botella de whisky
y dieciséis de pura agua de cloaca destilada.

Diecisiete botellas de whisky
no harán de un viejo marinero un hombre más honesto
ni de una bailarina nocturna una mujer capaz de amar.
***

Los oigo respirar en la noche,
pero no los oigo respirar en la noche
porque estén enfermos sino porque he aprendido a hacerlo:
he aprendido a oírlos respirar en la noche de la misma forma
que un marinero aprende a oír el mar para conciliar el sueño.
Salgo del cuarto, entro en un cubo oscuro
donde las ventanas chorrean agua y por fin
doy con la salida. Tal como supuse: es noche sin luna
y sin estrellas, y apenas si hay algo de viento;
entonces me pregunto, con los pies desnudos sobre los hierbajos
del jardín —es la misma pregunta
que me he hecho un millón de veces— si la felicidad
no será apenas un recuerdo.

2 comentarios:

eduardo dijo...

Hermoso el poema dedicado a Dylan Thomas. Un abrazo.

Irene Gruss dijo...

Gracias, Eduardo. Otro para vos; Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char