miércoles, 6 de febrero de 2013

Todas las amantes deliran


MONIQUE WITTIG
(Francia, 1935-EE.UU., 2003)

Desean apropiárselo; adoptarlo como un monumento y acogerlo entre sus muros, como un objeto gratuito cuyo sentido debe encontrarse en sí mismo. ¿Pero, y si fuera una máquina de guerra? Toda obra literaria importante es, en el momento de su producción, como el caballo de Troya. Toda obra con una nueva forma funciona como una máquina de guerra, pues su intención y su objetivo son destruir las viejas formas y las reglas convencionales. Una obra así se produce siempre en territorio hostil. Y cuanto más aparece este caballo de Troya como extraño, inconformista, inasimilable, más tiempo necesita para llegar a ser aceptado. Finalmente es adoptado, y entonces funciona como una mina, a pesar de su lentitud inicial. Crecerá y hará estallar la tierra en la que fue plantado.
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 Como escritora, habré logrado mi objetivo cuando cada una de mis palabras tenga el mismo efecto sobre el lector, la misma sorpresa que cuando las leyó por primera vez. Es lo que yo llamo golpear con las palabras.
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Para mí no existe una literatura femenina, tal cosa no existe. En literatura, no separo mujeres y hombres. Una es una escritora o no lo es. Esto es un espacio mental donde el sexo no es determinante. Una tiene que tener cierto espacio para la libertad. El lenguaje permite esto. Todo consiste en crear una idea de lo neutral que pueda eludir la sexualidad.

De El caballo de Troya, ensayo incluido en El pensamiento heterosexual y otros ensayos.
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De El cuerpo lesbiano
(fragmento)

Adiós continente negro de miseria y de pena adiós viejas ciudades nosotras embarcamos hacia las islas brillantes y radiantes hacia las verdes cítaras, hacia las negras y doradas Lesbos.
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Mantente m/i muy amada potente sentada firme sobre tus talones, que tus muslos sean de bronce, tus rodillas de barro rojo tus rodillas de barro rojo de arcilla, tus manos adorables apoyadas sobre tus amplios externos que sean de oro, de amatista, de fluido de mercurio, que tu pecho sea verde y brillante con la misma con consistencia que el envés de las hojas del árbol, que tu busto sea de acero templado, tus hombros de cobre, que tus riñones sean de hierro, que tu cuello sea de plata, que tu nuca sea de estaño, que tus mejillas sean de platino, que tus ojos sean/ mi preferida de plomo, de plomo fundido y de leche, que tu vulva sea de iridio ardiente infusible, vehemente, que tu vulva sea labios corazón clítoris iris croco de osmio oloroso refractario, sé fuerte m/i más hermosa y la más fervorosa la de más fuerte grito al tocarte m/is manos rompiéndose m/i voz al intentar redoblar la tuya.
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En este infierno dorado adorado negro despídete m/i muy hermosa m/i muy fuerte m/i muy indomable m/i muy sabia m/i muy feroz m/i muy dulce m/i muy amada, de lo que ellas llaman el afecto la ternura o el gracioso abandono. Lo que aquí ha sucedido, ninguna lo ignora, no tiene hasta ahora nombre; que ellas lo busquen si tienen absoluta necesidad, que se lancen a un asalto de hermosas rivalidades, del cual y/o m/e desintereso casi completamente mientras que tú puedes con voz de sirena suplicarle a alguna de brillantes rodillas que acuda en tu ayuda. Pero, lo sabes, ninguna podrá soportar verte con los ojos revulsionados los párpados recortados tus intestinos amarillos humeantes extendidos en las palmas de tus manos tu lengua escupida fuera de tu boca los largos hilillos verdes de tu bilis deslizándose sobre tus senos, ni una podrá soportar el oír tu risa baja frenética insistente. El estallido de tus dientes tu alegría tu dolor la vida secreta de tus vísceras tu sangre tus arterias tus venas tus huecos habitáculos tus órganos tus nervios su estallido su brote la muerte la lenta descomposición la peste la devoración por los gusanos tu cráneo abierto, todo le será de igual modo insoportable.
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De Borrador para un diccionario de las amantes

ALAS
La palabra “ninfas”, que designaba los pequeños labios de la vulva, ha sido sustituida gradualmente por la palabra “alas”, de uso más cómodo. Las alas baten y también transportan. La expresión “tener las alas mojadas” designa todo estado de excitación. Algunas dicen “vas a mojarte las alas” a una amiga que duerme fuera esa noche, sin preocuparse por el rocío, o a aquella que sale cuando una tormenta se avecina. “Volar con sus propias alas” es una expresión cuyo empleo se ha ido perdiendo y cuyo sentido es “conviene volar siempre con alas propias.”

COLOR
Todas las amantes emiten un color que les es propio. Con los besos, las caricias, los abrazos, este color surge con violencia, se expande y a veces estalla. Algunas personas son capaces de reconocer el color que emite una amante desde el primer encuentro.

DELIRAR
Antiguamente, verbo religioso. Las bacantes y las sacerdotisas deliraban. El sentido de este verbo se ha modificado sutilmente en el transcurso de las edades oscuras. Actualmente se emplea para expresar un afecto vivido con júbilo, efervescencia, pasión, ebullición, fervor, agitación, con desenfreno, frenesí, explosión, transportes, exaltación, fiebre, embriaguez, locura, trances, rabia, violencia, ardor, entusiasmo, entrega.
Todas las amantes deliran, un día u otro, en los continentes, las islas, las banquisas, en cualquier parte. El gran delirio designa el estado que sólo algunas amantes conocen, en medio del cual dejan caer sus ojos, sus miembros, sus brazos, sus piernas y sus clítoris.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char