domingo, 13 de mayo de 2012


La pared 
(fragmento)
por Irene Gruss

I

Le hablo a la pared.
Hay quien escribe poemas
en un muro y luego se despide, tira
la carbonilla a un lado.
Lo mío es hablarle siempre a la pared,
antes de que la derrumbe un fuego
o el tiempo simple.

Ah, ilusa,
empecinada en atender lo que calla,
lo que dice.
***
VII

Vidrios empañados: si fueran la pared
hasta esa poca humedad sería
rechazada; el agua es débil,
se resbala.

Impenetrable y a veces
mortal, como cal viva
que quema los cuerpos, cenizas quedan
de un líquido temblar,
si me le acerco.

La cal es otro No de la pared,
Llanto, lluvia
o simplemente sangre
quedan como manchas, graffiti,
nada que no salga
mañana o pasado
mañana…
***
XIII

Guay del que contradiga
lo que la pared dice, el clavo
que sujeta el espejo, la foto
de mamá, sangre
en el muro, la soga
del ahorcado, la de la ropa.



Editorial Nudista, Córdoba, Argentina, 2012

5 comentarios:

marta dijo...

Leer la poesía de Irene; es esa sensación de plenitud, es voz clara, el decir directo....
emoción,

Irene Gruss dijo...

Bueeeeno; gracias, doña; Irene

alma dijo...

hermosa Irene, conmueve leer esa pared...lo que dice,lo que calla y me deja mirando en silencio..
Acaso mi propio e iluso silencio.. Una maravilla! gracias.

Irene Gruss dijo...

Alma, gracias de verdad; Irene

Silvina dijo...

Una vez más, poesía de la buena, Irene. Coincido con la sensación de plenitud. Una vez más, gracias. Y me encantó la tapa del libro.

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char