lunes, 30 de abril de 2012

"¿Me amarás alguna vez?", dice Ginsberg

De Las cartas de Jack Kerouac y Allen Ginsberg

13 de enero 1950
Querido Allen:

Esta noche mientras caminaba por el paseo marítimo en las calles angelicales de repente me quería decirte lo maravillosa que creo que son. Por favor, no me gusta. ¿Cuál es el misterio del mundo? Nadie sabe que son ángeles. Los ángeles de Dios son unas sublimes y engañando a mí. Vi a una prostituta y un anciano en un lunchcart, y ¡Dios, sus caras! Me pregunté qué estaba haciendo Dios. En el metro casi me levanté de un salto a gritar: "¿Qué está pasando ahí arriba? ¿Qué quieres decir con eso?". La vida de Jesús, de Allen, no vale la pena la vela, todos lo sabemos, y casi todo lo que está mal, pero no hay nada que podamos hacer al respecto, y la vida es el cielo.
Bueno, aquí estamos en el cielo. Esto es lo que los cielos es semejante. También en el metro de pronto se estremeció, por una grieta se había abierto, al igual que las grietas se abren en el suelo cuando hay un terremoto, sólo que esta grieta se abrió en el aire. Yo era de repente ya no un ángel, sino un demonio temblando.
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Jack Kerouac: "Date cuenta, Allen, de que si todo fuera verde, no existiría nada de color verde. Por igual, los hombres no pueden saber lo que es estar juntos sin saber antes qué es estar separados. Si todo el mundo fuera amor, ¿cómo podría existir el amor?... ¿Cómo podemos conocer la felicidad y la cercanía sin contrastrarlas, como las luces?
Allen Ginsberg: "La clave es que todo pensamiento es inexistencia, irrealidad. La única realidad es verde, amor".
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Allen Ginsberg: "Todo está bien ahora. Me limpié con Howl" .
Jack Kerouac: "Nuestras mentes han sido completamente arrasadas".
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Allen Ginsberg: “Dios sabe que el olvido nos llevará a ser unos Melvilles despreciados”.
Jack Kerouac: “Estoy a la espera de que Dios muestre su rostro”.
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De Jack Kerouac and Allen Ginsberg: The Letters. Las cartas de Jack Kerouac y Allen Ginsberg. Editado por Bill Morgan y Stanford David. Copyright © 2010 por John Sampas, representante literario de la finca de Jack Kerouac.
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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char