domingo, 3 de junio de 2012

El día se cansó de mí


EMILY DICKINSON
(EE.UU., 1830-1886)

Como si el mar se retirara
y mostrara un mar más lejano;
y ese, otro aún más lejano;
y el tercero no fuera sino la conjetura

de series de mares
no visitados por las costas;
y estos mismos, el borde de otros mares.
Esto es la Eternidad.
***

Buenos días, Medianoche.
Vengo a casa.
El Día se cansó de mí.
¿Cómo podría yo cansarme de él?

La Luz del Sol era un lugar placentero.
Yo quería quedarme,
Pero el Día ya no me quiere.
Así que, ¡Buenas noches, Día!

(Poema 425, selección)
Traducciones: Enrique Goicolea

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char