viernes, 21 de abril de 2017

En la boca de la marea

LAURA FORCHETTI
(Coronel Dorrego, Pcia. De Buenos Aires, Argentina, 1964)


no digo dormir

Then the sky and I are in open conversation…
Sylvia Plath


1.

se veían tan lindas las dos
-dice después


2.

desde la orilla
mi madre nos saludaba con la mano

teníamos que girar la cabeza
tragar un poco de agua
para verla


3.

cerrar los ojos es más fácil
pero es mantenerlos abiertos
lo que empuja
el cuerpo a otra condición

horizontales


4.

colgar 
de cuatro corazones
que suben y bajan
transparentes de olvidados
en la boca de la marea


5.

sostiene la sal
y el alerta
de las gaviotas
sobre los deshechos


6.

no digo dormir


7.

la cabeza echada para atrás
pierde peso
navega
como un mundo abandonado
a condición de pétalo


8.

dulzura deshojarse 


9.

digo suspender
de un hilo
sobre el jardín


10.

ondear en el aire


11.

agua viva de la respiración
mudar
hasta el silencio
desprendido como un ojo

la joya verde de una piel
bajo la arena


12.

todas las voces son ojos que ondulan
detrás de una membrana


13.

posadas en el cielo
diríase
vos y yo


14.

envueltas en el calor
del cuerpo mismo sobre el agua

estrellas dadas a la luz de la estrella
largos collares de átomos enlazados
a pequeños diamantes


15.

la mano cuenta millones
de cinco en cinco


16.

imantadas en círculos 
moverse alrededor
treinta y dos rumbos
de la flor


17.

sustancia sutil más que el viento 
o la razón de la luna
ser

euritmia del vaivén de la playa


18.

un pensamiento puede arrastrarnos afuera


19.

no digo cesar


20.

la gran extensión
extremadamente lisa

cada vez más plateada


21.

mantenerse sin mutación
en un mismo lugar
digo


22.

aguja que hilvana el ruedo
alza
vendrá la noche


23.

todo se aleja 
se incorpora sobre la tierra

bastaría hundir el talón 
para ser verticales


24.

esperamos la próxima ola

la urgencia es una fracción invisible
el resto es  mar


sostenerse un cuerpo en la superficie
o en suspensión sumergido

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char