lunes, 26 de agosto de 2013

Bajo nuestras bombas

CRAIG CZURY 
Tomada de rohrbachlibrary.wordpress.com

(Pensilvania, EE.UU., 1951)


De este modo

Había un odio
y golpearon tus dientes hasta deslizarlos
por tu garganta.

Había un amor
y golpearon tu cerebro de tal manera que
se derramó por tus orejas.

(¿Eso era amor?)

Ahora todo es de este modo:
harás lo que te digan y no dirás ni una palabra
***
En mi silencio para justificarme

estamos sentados en rincones oscuros fumando
la mitad de días
sentados en rincones oscuros hablando en voz baja
en mitad de la noche
en rincones oscuros abarrotados por nuestros muertos
horas que son siglos
los muertos están guardados en rincones oscuros
como si estuvieran pensando
como si calladamente estuvieran evaluando la situación
casi como si existiera un aire de autosatisfacción
acompañando a nuestras mujeres a casa en la noche
confiados en que todo está bien
nuestras mujeres están algo tensas
nerviosas fingen que sí que todo está bien
***
Diario sin nombres

mientras ellos no nos muestren los muertos
o los rostros en lágrimas mutilados rodeados de escombros

* * * * *

mientras ellos entrevisten a los pilotos heroicos
que hablan de haber logrado su objetivo
con la serenidad de aquel que regresa del videoclub

* * * * *

quiero que Uds. alumnos del 5° grado
se agachen bajo los pupitres
por los próximos 15 minutos (15 días – 15 siglos de bombardeos de saturación)

* * * * *

quiero que piensen en todos aquellos poetas iraquíes que cursan 5° grado
acurrucados en este momento en los refugios soportando nuestras bombas
luchando por hallar las palabras exactas
nosotros hemos forcejeado toda la semana con nuestros poemas
para expresar lo que nos está sucediendo a nosotros a ellos ahora
bajo nuestras bombas

* * * * *

(¿en un tiempo en que el mundo está hablando de armas y misiles
tenemos los huevos para hablar poesía? Sólo los niños)

desearía dedicar la clase de poesía de hoy
al poeta iraquí de 39 años que anoche hizo el amor
a la joven iraquí estudiante de música
entre los cierres relámpagos y los arrancados botones de sus ropas
en un refugio sobrepoblado
(implosión amortiguada
con el último temblor de un suspiro)

amigos
existe uno de Uds. En casa uno de los rincones de esta tierra.

Traducciones de Esteban Moore.

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Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char