sábado, 9 de febrero de 2013

Anduve enamorada del amor


Marina Ivánovna Tsvietáieva
(Moscú, 1894-Yelábuga, cerca de Kazán, Rusia, 1941) 

Soy la página bajo tu pluma.
Cuídame. Página blanca,
yo guardo en mí tu bien
y te lo centuplico.

Yo soy la gleba, la tierra negra.
Tú eres el sol y la lluvia.
Tú eres el señor y el amo, yo
el humus negro, la hoja blanca.

Trad.: Lorenza Fernández del Valle
***

Anduve enamorada del amor
Y no encontré el amor en parte alguna.

Todas las casas son ajenas para mí,
ajenos para mí todos los cuerpos.

Mi patria no es mi lengua,
ni tampoco la calle de mi infancia.

No me importa en qué lengua
han de desentenderme los lectores.

Ya estaba fuera de mi patria
cuando estaba en mi patria.

Como madera que arrastra la corriente
encallada quedé en cualquier parte.

Nada fue nunca mío,
ni siquiera lo que creí más mío.

Nací muerta. A un muerto
habéis golpeado hasta sangrar.

Tenéis sangre en las manos.
No es mi sangre, es la vuestra.

Ya estaba sola cuando no estaba sola.
Ya estaba muerta cuando estaba con vida.

Trad.: s/d
Imagen: La Danäide. August Rodin

2 comentarios:

Patricia Damiano dijo...

El segundo texto, en esta versión, está incluido en "La Aventura: Antología Poética" (José Luis García Martín, Rosa Navarro Durán)- Editorial Renacimiento, 2011

Irene Gruss dijo...

Gracias por tu cooperación, Patricia. Mi saludo; Irene

Somos parecidos a esos sapos que en la austera noche de los pantanos se llaman sin verse, doblegando con su grito de amor toda la fatalidad del universo.
René Char


No haría falta amar a los hombres para darles una ayuda real. Sólo desear hacer mejor cierta expresión de su mirada cuando se detiene en algo más empobrecido que ellos, prolongar en un segundo cierto minuto agradable de su vida. A partir de esta diligencia y cada raíz tratada, su respiración se haría más serena. Sobre todo, no suprimirles por entero esos senderos penosos, a cuyo esfuerzo sucede la evidencia de la verdad a través de los llantos y los frutos.
René Char